Cómo funciona el cerebro de un emprendedor.
Neuroemprendimiento. Parte I
¿Qué tienen de especial aquellos que deciden comenzar desde cero su propio negocio?
Seguro que hay diferentes cualidades o capacidades que te vienen a la mente: son creativos, con la capacidad para resolver conflictos o de realizar una buena planificación. También pueden ser percibidos como optimistas, resolutivos o incluso, como auténticos valientes.
Nosotros no hemos podido evitar ir un poquito más allá y preguntarnos, como buenos entusiastas de la neurociencia que somos… ¿Funciona su cerebro de manera distinta al resto de los mortales? Y en ese caso… ¿Cuáles son las regiones cerebrales que se activan en el cerebro de un emprendedor? ¿Qué procesos son los que se llevan a cabo?
En el artículo de hoy comenzamos nuestra nueva serie sobre neuroemprendimiento, donde te iremos desvelando las claves del cerebro del emprendedor y cómo sacarle más partido.
¡Sigue leyendo para aprender mucho más!
Nuestro cerebro tiene mucho que ver con la capacidad para emprender: memoria, concentración, atención, creatividad, flexibilidad mental, inteligencia, intuición, dominio del estrés, autoliderazgo emocional… Y es que la mente emprendedora es innata al ser humano porque se vincula con su supervivencia. Sin embargo, a partir de la evolución humana hacia la llamada «zona de confort», los disparadores que mantienen en buena forma esta actitud se han adormecido.
El cerebro del emprendedor
Tener una buena idea y la fuerza de llevarla a cabo son la clave para comenzar un nuevo proyecto. Pero ya no basta con crear un proyecto que tenga éxito y se mantenga en el tiempo, sino que es indispensable trabajar también los atributos vinculados al pensamiento. De esta forma, la neurociencia tiene un protagonismo clave para construir el marco esencial para ser creativos y darles originalidad a las ideas y soluciones que serán necesarias no solo al comienzo, sino durante todo el largo camino del emprendimiento.
Para comprender mejor el funcionamiento de la mente del emprendedor nos vamos a basar en un estudio realizado por la Harvard Business Review, donde se midió la actividad cerebral durante la toma de una decisión simple. Para ello se formaron dos grupos: un grupo de treinta fundadores de empresas y otro de treinta ejecutivos no emprendedores. A todos ellos se les mostraron una serie de imágenes con colores y palabras de colores discordantes. Por ejemplo, la palabra azul escrita con color rojo.
¿Cuáles fueron los resultados? Al medir la actividad cerebral a través del FMRI se descubrió que los emprendedores fueron más proclives a responder rápidamente y se mostraron menos inhibidos a la hora de comentar el problema. Los “no emprendedores” actuaron con más lentitud reconociendo el problema de los colores. Otro resultado sorprendente fue que en el cerebro de los emprendedores se activaron más áreas cerebrales que participan en el proceso de atención y en la resolución de problemas. Esto podría estar relacionado con una mejor atención selectiva visual, selección de respuestas y control ejecutivo, lo que quizá podría permitirles resolver conflictos de forma rápida y exitosa.
Se descubrió así que el cerebro de los emprendedores tiene conexiones neuronales que funcionan de manera diferente al de los demás:
- Esas conexiones hacen posible la capacidad de detectar oportunidades que otros no han visto.
- Los emprendedores actúan: no planean tanto, sino que asumen los riesgos y toman decisiones de forma rápida que los lleva a la acción.
- Tienen tendencia a concentrarse mucho por períodos de tiempo mas cortos en determinadas tareas, y utilizan muchos recursos mentales para realizar una tarea de su interés (demostrando así pasión).
Para crear proyectos novedosos de impacto y efectivos, surge el neuroemprendimiento, el cual sugiere iniciar el planteamiento de un proyecto con cierta distancia mental.
¿Qué es esto? El distanciamiento mental consiste en tener la capacidad analítica de tomar distancia del negocio, verlo en perspectiva con detalle, con suficiente nivel crítico como para realizar los cambios que se requieran. Y es que la mente humana tiene el potencial para alargar el intervalo que existe entre estímulo y respuesta. El cerebro posee una arquitectura neural sofisticada para innovar durante un comportamiento complejo, ya que estamos neurológicamente preparados para innovar y emprender.
El distanciamiento mental mejora por lo tanto el funcionamiento cognitivo (atención) y la regulación emocional (miedos). De este modo se puede conseguir un planteamiento más científico y realista de un proyecto emprendedor (ya que lo que ocurre normalmente es que tenemos tendencia a aceptar los hechos sin más, sin cuestionarlos, a actuar de manera automática).
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