El efecto de la sonrisa en nuestro cerebro
Dicen que la cara es el espejo del alma y sin lugar a dudas, nuestra sonrisa es nuestra mejor carta de presentación al mundo. Y es que, cuando conocemos a alguien, en lo que más nos fijamos es en sus ojos y en su boca, ya que su expresión nos ofrecerá más pistas para conocer a la persona que tenemos en frente.
Esos primeros segundos de contacto con otra persona van a influir directamente en nuestra percepción sobre cómo es, generando una primera impresión que quedará grabada en nuestro cerebro y resultará complicado poder modificarla después. Y, desde luego, si en esta primera toma de contacto aparecen sonrisas genuinas… el recuerdo positivo será imborrable.
En el artículo de hoy os vamos a contar qué ocurre en nuestro cerebro cuando sonreímos y cuáles son los procesos neuronales que aparecen cuando somos impactados por esta expresión emocional. ¡Muy atentos!
El modelo teórico de la expresión facial
Antes de centrarnos en la sonrisa, merece la pena destacar la importancia de estudios previos sobre la expresión emocional, ya que existe una correlación directa entre ambas.
Existen así una serie de emociones básicas que son universales, es decir, que no dependen ni del género, ni de la cultura, ni de la edad de las personas. Para conocerlas, os presentamos a Paul Ekman, pionero en el estudio de las emociones humanas y su relación con las expresiones faciales, quien estableció la siguiente clasificación: alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa, asco (más adelante añadió desprecio).
Y es que la expresión emocional se produce fundamentalmente en la cara. Hay otras vías de expresión, como por ejemplo la temperatura corporal, pero son menos evidentes en su comunicación. La cara produce patrones de comunicación muy complejos, dándonos información, además de emocional, de otros muchos tipos; por ejemplo, produce signos estáticos que comunican (sexo, raza, edad). Este tipo de signos comunican, aunque no seamos conscientes de que se está produciendo esta comunicación. Y por otro lado, signos rápidos que produce la cara que están basados en movimientos musculares, los cuales serán la base de la expresión emocional de la cara (y es aquí donde entra la importancia de la sonrisa).
Ha sido a través del aprendizaje social como se han establecido la asociación entre expresiones faciales y afectos.
La cara puede mostrar, y de hecho casi siempre lo hace, una mezcla de afectos, lo que implica emociones múltiples simultáneamente. Estas mezclas pueden estar influenciadas por la cultura, la familia o la clase social y, además.Todo ello nos lleva al engaño de la expresión emocional. La forma más fiable de saber si la expresión forma parte de un afecto o de una planificación es a través de la coherencia entre postura corporal, expresión de la cara y expresión oral. Una expresión falsa es aquella que no corresponde con lo que se siente.
El estudio de la diferenciación entre expresiones genuinas y falsas está directamente relacionado al de la expresión de sonrisa en los trabajos de Duchenne. Para descubrir quién es y cuáles fueron sus descubrimientos… ¡Sigue leyendo!
¿Cómo descubrir si una sonrisa es genuina?
Existen diferentes tipos de sonrisas. El saber diferenciarlas y descubrir cómo surgen ha sido posible gracias a los estudios del neurólogo Guillaume Duchenne, quien investigó la fisiología de la sonrisa a través de descargas eléctricas para descubrir la activación muscular y conocer qué movimientos concretos intervenían en la sonrisa.
Por un lado, encontramos la sonrisa forzada, mediada por vías inhibitorias relacionadas con la corteza premotora y la corteza motora, áreas encargadas de guiar los movimientos y el control de los músculos.
Mientras que en el surgimiento de las sonrisas verdaderas, es decir, aquellas involuntarias fruto de reacciones espontáneas emocionales, participan zonas como la corteza temporal prefrontal, los ganglios basales y el hipotálamo.
Para su surgimiento, es necesaria la acción muscular del músculo cigomático mayor y menor de la boca (hace que se eleven las comisuras de los labios), pero además también debe activarse el músculo orbicular cerca del ojo (hace que se eleven las mejillas y produce arrugas alrededor de los ojos, es decir, las famosas «patas de gallo» más marcadas). La activación del músculo orbicularis óculi es una acción que la mayoría de las personas no son capaces de realizar voluntariamente y que, por lo tanto, dificulta la producción de una expresión deliberada que parezca genuina.
La sonrisa y su poder contagioso
No importa cuál sea tu país ni la lengua que hables, la sonrisa es el idioma universal por excelencia. Y todos (unos más que otros…) tenemos la capacidad para comprender y descifrar las emociones que se transmiten gracias a estas.
Seguro que os ha ocurrido más de una vez que al ver a alguien en pleno ataque de risa, os habéis contagiado de su energía positiva sin saber por qué y habéis acabado exactamente igual que esa persona. ¿Queréis saber por qué y cómo ocurre esto?
Seguramente conozcáis a las «culpables» de otros artículos donde os las hemos presentado: son las NEURONAS ESPEJO. ¿Os refrescamos la memoria? Son las células nerviosas encargadas de imitar las acciones que inconscientemente llaman nuestra atención, en definitiva, estas neuronas nos permiten sentir empatía e imitar a los demás. Y es que, según la teoría de la empatía de la neurona espejo, nos ayudan a comprender las emociones de los demás, haciendo posible que nuestro cerebro, además de entenderlas, sea capaz de imitarlas.
En definitiva, sonreír tiene un efecto terapéutico para nuestro cerebro, y como hemos visto, si lo hacemos en compañía, todavía más.
Por un lado, permite reducir el impacto del estrés, al disminuir la cantidad de cortisol en sangre (hormona liberada como respuesta al estrés), y aumentando la presencia de neuroquímicos tan beneficiosos como las endorfinas (que bloquean los detectores del dolor en el cerebro), la serotonina o la oxitocina. Además, numerosos estudios han comprobado que la presión arterial se equilibra, creando así una agradable sensación de bienestar. ¿Y cuando nos hacen reír? Nuestro cerebro se oxigena y el sistema límbico se activa, por lo que facilitará las funciones de retención de memoria.
Tras este análisis de la sonrisa desde una perspectiva neurocientífica, nos queda claro que:
- Es el «lenguaje» que permite la conexión social y emocional
- Su gran capacidad para crear bienestar interno y transmitirlo a los demás
- Tiene un efecto muy poderoso y positivo en nuestro cerebro
Y es que, fijaos en la cantidad de beneficios que ofrece, y lo fácil (¡Y GRATIS!) que es regalarla.
¿Qué os ha parecido? ¿Increíble, verdad? Si os habéis quedado con ganas de saber más, podéis ver la colaboración de NeuroRachel una vez más en el programa de radio De Sábado, en Cadena 100, junto a Christian Gálvez y Víctor Parrado. ¡La risa contagiosa está asegurada!
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