Neurociencia aplicada a la experiencia del cliente
El fantástico mundo de las sardinas portuguesas
Ver el atardecer en el Puente 25 de Abril, subir las pronunciadas cuestas para llegar a increíbles miradores, ya sea paseando o montados en su mítico tranvía, saborear su exquisito marisco… ¿Sabéis de qué lugar os estamos hablando? Si habéis tenido la suerte de poder visitar la capital portuguesa, seguro que recordáis algunos de estos reclamos turísticos. Sin embargo, hubo un lugar en concreto que no pudimos evitar pasar por alto y que ha permanecido en nuestra memoria hasta el día de hoy.
Para descubrir de qué estamos hablando, os lanzamos una pregunta que igual os descoloca un poco… ¿Qué tiene que ver el circo con las sardinas portuguesas? En el artículo de hoy os vamos a hablar sobre el caso de gran éxito de las «sardinhas portuguesas», o lo que es lo mismo, el Mundo Fantástico Da Sardinha de la fábrica de conservas Comur, una marca que ha comprendido a la perfección el arte de «FANSCINAR» y de la comunicación HUMAN TO HUMAN tanto a nivel de identidad de marca como en el punto de venta.
Las sardinas, nuevo producto delicatessen
Existen alimentos como el caviar, que ha pasado de ser un producto del mar a ser considerado como una auténtica delicatessen culinaria. Está claro que para ser asociado con el mundo del lujo y la exclusividad, han influido factores como la dificultad para conseguir dicho producto en grandes cantidades, y que cuyo consumo no es común durante todo el año. Ahora plantéate lo siguiente… ¿Te imaginas que las sardinas se conviertan en el nuevo producto estrella de alta calidad y gocen del mismo estatus que el caviar? Parece algo surrealista, pero es lo que ha conseguido la marca Camur con sus ‘Sardinhas Portuguesas’ en el Mundo Fantástico Da Sardinha.
Los portugueses se sienten muy orgullosos de su producto estrella, a la que llaman «la reina de todos los peces y el prodigio del Océano Atlántico», la sardina. ¿Y qué mejor homenaje que rendirle a través de la fantasía del mundo del circo, también noble y popular, en paralelo a la extraordinaria nobleza popular de las sardinas? Y es que, para los creadores de la marca, las sardinas portuguesas son «el mayor espectáculo del mundo».
Para diferenciarse dentro de un mercado tan saturado, se necesitan experiencias que generen emociones y provoquen la toma de decisiones. Es por ello que la marca optó por crear un concepto innovador e impactante tanto en su punto de venta como identidad de marca aplicando marketing experiencial, disciplina que se centra en el cliente y las experiencias que este vive durante el proceso de compra. Es muy importante que las marcas se centren en las vivencias que se ofrecen en el proceso de compra y durante el consumo. Se gestiona así el valor de la oferta de un producto o servicio partiendo de las emociones que provocan la comunicación y el consumo, gratificando al consumidor y favoreciendo a la marca. Las emociones permiten establecer conexiones entre las marcas y los consumidores y es lo que consigue Sardinha Portuguesa.
El punto de venta es el espacio perfecto donde crear dichas experiencias que generen vínculos directos y profundos con el público. Como se puede ver en las imágenes, el establecimiento cuenta con todo lujo de detalles que permiten crear una atmósfera que representa un ambiente circense y vintage capaz de impactar y ser recordado.
Una de las experiencias que la marca ofrece a nivel punto de venta, packaging y estrategia en la web, es que las latas de sardinas están numeradas desde 1916 hasta la actualidad y se centran en destacar los acontecimientos más reseñables en cada uno de ellos, tal y como se ve en la imagen.
En la web es posible seleccionar el año que se quiera, cómo se ve en la primera imagen de 1993, y aparecerá información relevante que ocurrió en ese año, e incluso acceder a la compra directa del producto.
Gracias a esta estrategia queda claro que no estás comprando solo comida. Estás comprando diseño a través de su estilo vintage y lo estás eligiendo gracias a los recuerdos y emociones que te genera. Por un lado, al público más maduro la atmósfera del establecimiento les consigue transportar a antiguos espacios comerciales de ultramarinos. Mientras que al público joven le evoca la sensación de estar presente en un entorno vintage, moderno y con encanto, totalmente «instagrameable» con todo el potencial posible para conseguir ser viral.
De esta manera, se ha conseguido convertir un producto tan simple como son las latas en conserva de sardinas en un producto capaz de atraer a diferentes tipos de público, dotarlo de una imagen de producto de moda y delicatessen, y sobre todo, crear la sensación de que no es una compra turística en formato souvenir, sino que se ha encontrado una reliquia de tradición portuguesa a un precio totalmente razonable.
Ya sea tu producto, como en este caso, latas de conserva o maquinaria industrial para un distribuidor, no será diferente que hacer anuncios de champú en televisión para que te compren. No importa qué sector, ni si es el canal B2B o el B2C… quien te compra es un ser humano que se emociona. Y esta es la clave: profundizar en los sentimientos del consumidor frente a las decisiones racionales, de esta forma los beneficios emocionales que despiertan las marcas sirven como ventaja ante la competencia.
Es muy importante que tu marca consiga ser una Lovemark a través de las emociones: la clave del éxito será llegar al corazón de las personas. ¿Y cómo lo puedes conseguir? Humanízala de manera que te permita forjar un vínculo para llegar a los sentimientos y emociones de tu cliente.
Como decía Maya Angelou: “La gente olvidará lo que dijiste, pero jamás olvidará cómo le hiciste sentir”.
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